Llegamos a San Juan después de haber tomado un colectivo que nos sacara del centro de Mendoza y hecho dedo un largo rato, que por ser hora de la siesta no pasaba nadie.
En San Juan, la fiesta nacional del sol y la siesta son sagradas. Vas a encontrar más gente en la calle a las 3 de la mañana que a las 2 de la tarde (o las 6 de la tarde). En la fiesta nacional del sol participan todos los sanjuaninos en diferentes escenarios y se elige a la reina del sol. Hay stands de todo tipo; desde comida hasta secretaría de deportes, políticos de cada departamento y musicales (de todo tipo; folclore, cumbia, cuarteto y hasta Aurora).
Si no sos de dormir siesta y aguantas el calor sofocante de la tarde Sanjuanina podes pasear por los lugares abiertos y sorprenderte con la palmera de 2 cabezas, la casa nativa de Sarmiento que contiene el telar de su madre; doña Paula.
Una de las grandes propuestas que ofrece esta ciudad es ir al teatro del bicentenario con visita guiada. Existe la posibilidad de hacer una visita teatralizada en la época de Verdi, pero para cuando estábamos nosotros ya no había cupo. En el tour clásico se recorren todas las salas de ensayo, vestuario, aulas y teatros (la sala principal y la secundaria) y te enseñan sobre la acústica y el porqué de la arquitectura y materiales de construcción de cada una de esas salas. Atención: las visitas son solo con reserva vía web, totalmente gratuitas.
También tuvimos la suerte de visitar la bodega Graffigna casi de forma privada con catación de sus productos. Resulta que Justo caímos a las 2.10pm, y la visita anterior había empezado a las 2, por lo que tuvimos que esperar hasta las 3 para La próxima. A las 3 el público seguía durmiendo la siesta, por lo que no les quedó otra que atendernos solos. De todas formas la charla parecía un cassette automático, la guía no parecía estar acostumbrada a tener solo 2 oyentes y además de su misma edad. Resulta que la bodega había cambiado de dueños la semana anterior y estaban reestructurando la empresa y las visitas al parecer iban a dejar de existir. Curiosamente, en la bodega hay una cuba grande que contiene 200.000 litros de vino, pero cuando la inauguraron organizaron una cena para más de 100 personas paradas dentro de ella.
Si estás en San Juan en el día de Luna llena y súper Luna, tenes que pasar por Ischigualasto o Valle de la Luna en el turno de la noche. Ischigualasto significa tierra sin vida, o tierra muerta, y simboliza la superficie de la luna por su parecido. El piso está compuesto por tierra mezclado con minerales, sobre todo ventonita, que le da un aspecto de piedra. En este parque se encontraron restos arqueológicos de hace 240 millones de años. Con luna llena hicimos la excursión nocturna desde San Agustín Del Valle Fértil, no se necesita luz artificial, la luna hace todo su trabajo.
A la salida de San Juan se encuentra el santuario de la Difunta Correa, que más allá de su famoso milagro de haber amamantado a su hijo una vez que ella muriera de sed, es el lugar donde miles de devotos pasan obligadamente todos los días a dejarle botellas de agua. Y así fue como conseguimos que un camionero nos lleve de un tirón hasta Bolivia. No! Casi que si, pero no. Le pedimos que nos alcanzara hasta San Miguel de Tucumán pero nos dijo que era peligroso, que él sería una mala persona si nos dejaba ahí. Así que nos permitió acampar al lado de su camión y al otro día arrimarnos hasta Salta. Pero a la hora de dormir se largó a llover por lo que nos invitó a dormir dentro de la cabina del camión. Así fue como compartimos casi 24 horas de viaje para llegar a Salta.
Llegamos casi para carnaval y tuvimos que empezar a ver que hacer ya que todo está colapsado de reservas. Caímos en el jueves de comadres (el jueves anterior a carnaval) en la cuesta de Lipan. Salimos de Salta por la 9, ruta de montaña de 4mts (cortos) de ancho manejando bajo las lianas de Tarzán y sus monos. Pasamos San Salvador de Jujuy y llegamos a Purmamarca y su cerro de los 7 colores, en horario de siesta por lo que no había “tanta” gente. Comimos empanadas jujeñas y seguimos para Salinas Grandes, apurados por la advertencia de que iban a bajar las nubes y no íbamos a poder volver. Llegamos y bajamos con las nubes. Finalmente seguimos para Maimará, Tilcara y Humauaca y con los últimos rayos de Sol llegamos al mirador de el Hornocal, a 4350 m.s.n.m. Increíble la inmensidad y los colores de toda esa formación. Todo esto en un día con auto, saliendo bien temprano y volviendo después de medianoche.
Volvimos a Salta a dormir y al día siguiente nos fuimos para Cachi por el parque nacional los cardones y su cuesta del obispo. Las llamas aparecían por la ruta como si fueran caballos, perros o vacas. Igual que los cardones a través de todo el camino. Cuenta la leyenda que una pareja era desaprobada por los padres, por lo que le pidieron a la Pachamama que los proteja. Ella los cubre con un manto verde y les pone espinas para que no los encontraran, de ahí la forma de los cardones, o cactus gigantes (llegan a medir hasta 10 metros de altura). En primavera florecen y es cuando la pareja “sale” del cardón para admirar el paisaje.
En Cachi se encuentra el centro de alto rendimiento con su pista de atletismo, su gimnasio cerrado y su pileta, junto al camping municipal, donde pasamos la noche.
Saliendo de Cachi por la ruta 40 se puede llegar a Cafayate aunque el camino sea de ripio, a veces de una sola mano y con muchas curvas y contracurvas. Pero si de todos modos vas por la 40, pasas por Antofagasta y sus increíbles formaciones rocosas al mejor estilo cañón del colorado. Después de Cafayate se puede apreciar la quebrada de las conchas con montañas rojas en las que quedaron incrustadas piedras de todos colores. Y un poquito más al norte el anfiteatro natural con una acústica impresionante.
Después de dormir en Colalao Del Valle pasamos por Amaicha Del Valle, que justamente en domingo de carnaval se elige a la “representante” de la Pachamama, que este año es una mujer de 82 años que pide que los niños no pierdan la cultura de hacer artesanías. No se como en este pueblito de no más de 5 manzanas de amplitud haya podido albergar a la cantidad de familias, autos, motos, bicicletas y cuatro ciclos que llegaban solamente durante el rato que estuvimos por ahí cerca.
Siguiendo el camino pasamos por Tafi Del Valle y San miguel de Tucumán. Como era domingo a la hora de la siesta y con 42 grados de térmica, éramos casi los únicos recorriendo la casa de Tucumán y la plaza central.
Último día en salta capital. Gracias al tour de Piru Muñoz de Salta Free Tour conocimos mucho de la historia, actualidad y atracciones de esta ciudad. Como el 90% de la población es practicante, hay 2 basílicas (o viceversa), y hasta a una de ellas llegó el papa Juan Pablo II. Otro dato interesante es su prócer más destacado, el gaucho Güemes: con 22 años ganó su primer batalla sin órdenes de superiores, contra los ingleses… derrotó con una caballeriza que armó con sus amigos a un barco inglés… si: caballos vs. Barco. Última curiosidad: la bandera de salta representa un poncho color bordó sangre. Esta la utilizaban los guerrilleros que atacaban de noche mientras San Martín cruzaba Los Andes. En el caso de recibir un tiro enemigo, el poncho disimulaba la herida y los hacía ver cómo “invencibles”. Recomendado pasear por el mercado de san Miguel con sus especias y cenar en la casona del molino, una peña donde espontáneamente cae gente con sus instrumentos a tocar música.
Al día siguiente nos preparamos para llegar a la frontera con Bolivia (La quiaca – Villazon). Unos amigos que nos hicimos en el airbnb (y habíamos cenado la noche anterior en la casona del Molino) nos alcanzaron hasta Purmamarca, y entre 2 camionetas y un camión llegamos a la puerta de salida de Argentina.
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