Como habíamos anticipado, el chiflete que se colaba por la ventana del minibús que nos llevaba de La Paz hasta Copacabana hizo su efecto unos días después. Pero primero el viaje.
Primero fue autopista, perro en cada peaje se acercaban cholas a las ventanas del vehículo a ofrecer productos varios; desde empanadas hasta helados. Te los dejaban y si el vehículo arrancaba te corrían para que les pagaras. Después de unas horas de camino de montaña llegamos a un puerto que no se entendia si habíamos llegado o por que algunos dejaban cosas arriba del micro y bajaban. Enseguida entendimos que había que cruzar ese ¨río¨separados del minibús, y que este nos esperaría del otro lado. En el vehículo venían con nosotros 2 hombres de 40 y 70 años, aunque es difícil de estimar en la población Boliviana, que bajaron del minibús, almorzaron y nunca más volvieron a subir. No sabemos que habra pasado con ellos, capaz todavía siguen esperando a que el chofer les diga que tienen que subir al barco.
Habíamos salido corriendo de La Paz por un malentendido con la gente que nos hospedaba, por lo que no habíamos tenido tiempo de investigar sobre Copacabana. Por suerte llegamos al mediodía justo para almorzar. Apenas terminamos nos pusimos a buscar alojamiento. Este pueblo no es grande, por lo que se puede recorrer a pie en pocos minutos, el único problema es que se encuentra a 4000 msnm y cada escalón cuenta doble, o triple, que uno normal. Conseguimos un hotel barato, cerca de donde habíamos comido, así que teníamos cama y comida asegurada. La atracción principal de esta ciudad es el Lago Titicaca. Un enorme lago que suplanta la idea de Bolivia de salida al mar. Estuvimos toda la tarde en el puerto admirándolo y viendo como alquilaban canoas, botes con forma de cisnes, pelotas inflables gigantes y llamas coloridas para sacarse fotos.
Al dia siguiente fuimos a averiguar por la Isla del Sol, conocida por nosotros por la canción de “Él símbolo” pero más aún recomendado por amigos. Íbamos a quedarnos a dormir, ya que habíamos visto que el camping es libre, pero entre el frío de la altura y el resfrío que nos estaba por atacar nos hicieron elegir ir por el dia solamente. También averiguamos por la salida a Perú y podíamos elegir entre ir a Puno (pocas horas de viaje y visitaríamos el pueblo de los Uros en sus islas flotantes) o a Cusco (mas de 12 horas de viaje, podríamos dormir toda la noche y llegar directo a una de las ciudades más importantes de Perú por poca plata más). Pasamos la tarde caminando por toda la costa, hasta que a la vuelta nos encontramos con un Tuk Tuk (típico vehículo del Sudeste asiático de tres ruedas usado como taxi) camperizado. Nos pusimos a hablar y hasta terminamos comiendo una exquisita torta de Maracuyá con merengue que hacía una familia argentina que estaba viviendo en Copacabana.
Llegó el domingo y salimos a tomar un poco de aire. Resulta que a la Basilica de Nuestra Señora de Copacabana todos los domingos llegan miles de fieles con sus autos recién comprados para ser bendecidos. Llegan muy temprano a la mañana y la misa empieza al mediodía, en donde el cura pasa auto por auto rociándolos con agua bendita (por fuera y por dentro: sí, dentro del motor también). Luego de que el cura pasa al siguiente auto, los dueños del primero brindan, tiran pétalos de flores, rocían el auto con gaseosa, sidra, cerveza. Hay kioscos que en sus carteles ofrecen cerveza para la bendición directamente. Los autos quedan realmente muy sucios, pero la gente parece contenta y se pasa toda la tarde en la playa del Lago festejando, comiendo y bebiendo.
Cuando nos dispusimos a salir para la isla del Sol el resfrió se había transformado en gripe y nos tiró de vuelta a la cama. Así fue como dia tras dia íbamos viendo cómo evolucionábamos y decidíamos si hacíamos la excursión o no. Después de unos cuantos días nos decidimos y la hicimos.
Nos levantamos temprano, armamos las mochilas, las dejamos en la recepción del hotel y caminamos hacia. El puerto. 8.30 salia el barco. Había una multitud de gente uniformada en la playa. Resulta que en 2 días (23 de marzo) Bolivia iba a celebrar el día del mar y estaban haciendo el acto conmemorativo en el Lago Titicaca. Allí se mezclaban los pueblos originarios con los funcionarios actuales y reproducían cantos y tradiciones frente al ejército y la armada naval.
En el ferry, el mate de desayuno nos hizo hablar con otros argentinos que estaban de paseo que eran guías de turismo y trabajaban en Parques Nacionales en Jujuy. Después de hora y media llegamos a la Isla, pero antes pasamos por una islita que tiene una historia muy particular que te contamos en este post. Al pisar el muelle de la Isla ya había una chola cobrando entrada y personas ofreciendo alojamiento. Metros más allá de la playa empezaba una escalera de piedra que parecía interminable custodiada por los dioses. En la isla no hay vehículos, pero se pueden contratar personas para que te carguen la mochila.
Subimos de a poco, y. Empezamos a perdernos por los senderos. Las vistas son impresionantes, de hecho no parece Bolivia por la poca cantidad de gente, el volumen de agua que se encuentra enfrente y el silencio profundo de la Isla. Comimos la mejor milanesa de pollo (y arroz con verduras) con una vista espectacular, casi solos en lo alto de la montaña. Si bien es un poco más caro que Copacabana, esperábamos que lo fuera mucho más.
Volvimos en el ferry de las 4pm para llegar al bus que nos llevaría a Cusco. Antes de partir debíamos ir a buscar las mochilas, comprar la cena y regatear el costo del pasaje. Una vez arriba del micro, nerviosos por lo que vendría, pudimos ayudar a unos turistas Chinos a completar sus papeles aduaneros.
La frontera viajando en bus es tranquila y rápida. Si cruzas con dni debes presentar una fotocopia, pero con pasaporte solo te preguntaran, en el lado Peruano, cuánto tiempo piensas quedarte y si es la primera vez que los vistas. Después cenamos en el micro y dormimos hasta llegar a Cusco, Peru.
Recomendaciones finales:
En la calle principal la comida es más cara que en las afueras. Pero las afueras es simplemente la calle de atrás. No es peligroso y los platos son más abundantes.
Comprar el ticket de ferry ida y vuelta en Copacabana. Si se compra por separado, la vuelta es más cara.
Cuánto más cerca del Lago, más barata es la comida y los pasajes en la avenida principal.