Lima, océano y “espejos”

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Un bus nocturno no es para cualquiera. Más allá del espacio entre asientos y la reclinación de los mismos, el movimiento del micro no es para cualquiera, y la comida tampoco. Si bien habíamos llevado comida porque los vendedores de tickets no especifican que incluye y qué no el pasaje, a eso de las 7 de la tarde nos dieron una bandeja con la cena. Un pedacito de pollo con arroz y una salsa indescifrable. Como siempre, la bebida no es importante para comer para ellos, por lo que debimos esperar hasta el postre para saborear un vasito de agua. A los pocos minutos se hizo sentir esa comida, pero por suerte el colectivo tenía baño.

Entre despertar y despertar íbamos viendo por donde íbamos pasando. De repente estábamos en Nazca, con sus famosas líneas “alienígenas”, cosa que nos desconcertó porque nazca estaba mucho más al sur de Cusco, por lo que para ir a Lima no deberíamos pasar. Después, ya para el amanecer se empezó a ver el océano Pacífico y tomamos la ruta costera hasta llegar al centro de Lima. Sabíamos que no era la zona más segura, por lo que caminamos rápido hasta la estacion de colectivos que nos llevaría hasta el Hostel que habíamos encontrado por Internet. Amablemente alguien allí nos prestó la tarjeta de transporte y pudimos entrar a la estación. Desde allí puedes moverte libre con cualquier colectivo de la red Metropolitana.

Rápidamente llegamos al hostel y salimos a dar una vuelta por Barranco, el barrio elegido para hacer base en Lima. Cerca del lugar teníamos todo lo que necesitábamos: supermercados, kioscos, plazas, la playa, etc. Pasamos primero por el puente de los suspiros por el que la leyenda cuenta que hay que pasar sin respirar y pedir 3 deseos a la vez. Veníamos de la altura de Bolivia y Cusco, por lo que cruzar esos 30 metros a nivel del mar no fue tan difícil, pero el tiempo dirá si esos sueños se nos cumplen.

Puente de los suspiros, Barranco, Lima, Perú

Desde el puente, la playa queda a pocas cuadras, una escalinata y estas pisando la arena del Pacífico.

Escalinatas de Barranco

Llegamos Justo 10 minutos antes del atardecer sobre el mar, un espectáculo que no pasa todos los días ya que generalmente está nublado en Lima.

Atardecer sobre el mar

En el camino a la playa hay vendedores de todo tipo de artesanías y comida. Pero más interesante son los espejos que están pintados en las paredes. Estos murales o “espejos” de artistas callejeros y otros conocidos como Jade Rivera; uno de los principales de Peru. Parece que estos murales son el resultado de algunas personas que descubrieron su lado artístico luego de probar la ayahuasca; una bebida a base de hierbas naturales que tiene efectos alucinógenos.

Espejo de Fania, producto de la Ayahuasca

Entre el Centro de Lima y Barranco se ubica el barrio de Miraflores, que parece salido de una revista en el que vas cambiando de cuadra y es como si pasaras de página de un país a otro. Hay edificios muy modernos y coloridos y hasta palacios antiguos. Imperdibles también son las vistas desde el Malecón, que es como un balcón al mar. Hay plazas, un shopping, restaurantes, cafes, lo que necesites (y no necesites también). Hasta se puede hacer paracaidismo.

Malecón de Miraflores, Lima, Perú

Para cerrar un día en lima es recomendable probar algún plato típico, pero nosotros decidimos probarlos todos juntos: arroz con mariscos, ceviche y chicharrón de pescado con yuca, no podíamos dejarlo pasar. Otro plato típico es la causa limeña.  Actualmente es una comida típica, que consta de una papa aplastada con diferentes aditamentos por encima; desde pollo hasta pescado; cualquier sofistificacion es bienvenida (nos mencionaron el pulpo a la oliva).

Plato de comidas típicas de Lima

Lo curioso es que es más barato comer en la calle (ya sea restaurant o puesto callejero) que comprar los insumos y cocinarse uno mismo. Obviamente que dejamos afuera aquí a Central: que está catalogado como el mejor restaurant de América Latina y sexto del mundo. Nuestro bolsillo nos permitió sentirnos un poquito más en casa cuando descubrimos un kiosco que vendía sándwiches de miga: jamón, huevo y queso, o jamón, pollo y palta.

Otra cosa que buscábamos era poder meternos en el Océano Pacífico. Si bien el primer día habíamos podido meter los pies, necesitábamos sumergir el cuerpo, el agua nos llamaba, siempre. Bajamos a la playa de Barranco y lo logramos. El agua es muy fría pero es más transparente que la que estamos acostumbrados en el mar Argentino. Cuando la playa se llenó de gente nos fuimos caminando por la costa hacia el sur, para el barrio de Chorrillos. En el camino encontramos un puerto con mercado, con pescados tan frescos que daba ganas de comer el ceviche ahí mismo, aunque fueran las 10 de la mañana. Unas cuadras más allá pasamos por el club de pescadores y de remo que es solo para gente de poder adquisitivo muy alto ya que cobran una matrícula de ingreso casi imposible de pagar. Allí tienen juegos inflables gigantes en el agua, puerto, piletas, reposteras y todo lo que podrían necesitar para un día de verano. Unos 300 metros más al sur llegamos a la cuesta de los frailes, en donde personas con túnicas vestidos de frailes realizan clavados en el mar, desde unos acantilados muy altos.

Playa de Chorrillos, Lima, Perú

Como recomendación final, proponemos que no se pierdan los walking tours de cada ciudad, y hacerlos el primer día. Depende la suerte de cada uno, pero generalmente nos dan un pantallazo general de lo que hay para ver y podemos hacerles todas las preguntas que queramos. Hasta podemos preguntar qué hacer en las afueras, o donde es recomendado comer como un local o cuánto debería ser el cambio de moneda. Si bien la mayoría son gratis, esta bueno recompensar el recorrido teniendo en cuenta lo que aprendiste, te divertiste o conociste.

Dato curioso:  La bandera de Perú proviene de la época de San Martín, que cuando llegó a Perú vió el vuelo de los flamencos, con sus alas Rojas y cuerpos blancos.

Representación de la bandera de Perú por Jade Rivera

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