Entrábamos en un país nuevo, moneda nueva, tasa de cambio nueva y gente nueva (aunque esta última bastante parecida). El cambio era el doble, es decir que lo que en Bolivia costaba 10 pesos bolivianos, en Perú nos debería costar 5 soles. Pero no es tan fácil en estos países ya que el precio muchas veces depende de la cara, el color o la intención con la que vayas a preguntar.
El micro que nos llevaba de Copacabana a Cusco debía llegar a las 8 de la mañana, pero eran las 5.30 y estábamos ya en la terminal terrestre con nuestras mochilas en la espalda. Algunas veces tenemos reservado un hotel o Airbnb con anticipación, pero esta vez hicimos diferente. Habíamos buscado referencias en internet de algunos hostels accesibles pero lo dejamos como último recurso. Sabiendo que a esa hora no íbamos a encontrar nada abierto, nos dispusimos a desayunar ahí mismo. Cuando terminamos salimos de la terminal con la intención de ir caminando hacia la plaza de armas y de ahi buscar algun Hostel mejor que el que habiamos visto por internet. Al salir de la terminal nos cruzamos con un coreano con pollera blanca y una cola de zorro, y para terminar el look un gorro de oso. Si bien Guille había estado en Cusco, esto nos descolocó y nos dió el impulso que nos faltaba para querer conocer esta Ciudad.
Despues de caminar unas pocas cuadras (en subida) decidimos tomar un taxi e ir hasta el mercado de San Pedro y empezar a buscar alojamiento. Había poca gente por la hora que era, pero pudimos entrar a varios lugares y finalmente nos quedamos en el que conocíamos. Dejamos las mochilas, nos bañamos y salimos a dar una vuelta. La idea era dar una vuelta rápida, dormir la siesta y recuperar el sueño perdido de la noche anterior.
Y lo cumplimos. Dimos una vuelta por el mercado de San Pedro que ofrece desde artesanías e indumentaria hasta remedios, fruta (fresca y disecada), verdura, almuerzos, desayunos y todo tipo de carnes colgadas de los stands. Algo que llama la atención es la sección de los quesos, algo que no habíamos visto antes y que la gente compraba las hormas como si fueran caramelos.
Después nos fuimos hasta la plaza de armas, pasando en el camino por otras 2 plazas con fuentes y arboleda. Allí llegamos justo cuando la Catedral estaba abierta por la misa, por lo que nos colamos para ver sus increíbles frescos y la curiosa pintura de la última cena en la que comen cuis.
La plaza de armas es el centro del casco histórico en donde se reúnen turistas, locales, policías, mochileros, vendedores de todo tipo (turismo, alpaca, gorros, pajaritos de agua, joyas, “arte”), personas de todo tipo, una mezcla muy singular.
Recorrimos sus callecitas angostas, subidas y bajadas, con sol y con lluvia y en cada paso encontramos algún vestigio del imperio Inca. Desde las calles principales que usaban, las 4 a partir de la plaza de armas (la central), los muros con piedras construidas por ellos mismos y sus templos.
Hacía mucho tiempo que veníamos planeando ir a Machu Picchu y teníamos en claro las alternativas disponibles. El camino del inca es caro, el tren es aún más caro y los locales nos recomendaban la opción de la hidroeléctrica. En cualquier otro blog pueden encontrar las diferentes alternativas con precios y duración pero nosotros vamos a contarles la nuestra. Resulta que el recepcionista del hostel tenía una agencia de turismo y le caímos bien entonces conseguimos el mejor precio. Nos preparamos para ir solo con una mochilita y una bolsa con el almuerzo que la tiraríamos apenas podamos. Teníamos que llevar resguardo de lluvia y elementos para dormir 2 noches en Aguas Calientes. Nos vinieron a buscar a las 8.30 al hostel y después de 7 horas de camino de montaña, ripio en mal estado, subidas y bajadas, curvas y contracurvas, bocinazos al precipicio y el chofer que nos mostrara fotos que por un temporal las vías del tren estaban cortadas y que no sabían si se iba a poder llegar caminando ni siquiera.
Después de una parada inesperada de la combi para vomitar llegamos a la hidroeléctrica, en donde ya había mucha gente con cara de cansados esperando a ser recogida para volver a Cusco.
Empezamos a caminar, hicimos “check in” en el camino y encontramos un camino, a los pocos metros vimos que no era y recalculamos. Enseguida encontramos las vías del tren y las empezamos a seguir hasta que llegamos a un cartel que nos indicaba que subamos unas escaleras, pero sabíamos que era por las vías así que no le hicimos caso. Unos metros más adelante las vías se cortaban, no quedaba otra que subir las escaleras. Llegamos arriba y volvían a aparecer las vías para no abandonarlas más.
El camino por las vías deja ver el principio de la selva amazónica, con su humedad y vegetación. Hay puentes y cascadas y llueve a cada ratito, pero nada que no se pueda soportar con un piloto. Llegamos al tramo del recorrido que había sido afectado por el temporal, había un desvío marcado para adentrarse entre los matorrales pero no decía cuánto tiempo nos llevaría. Caminar por ese barro era lento porque estaba muy resbaladizo; mucha es la gente que hace este camino. Es el camino que hacen los locales todos los días para ir a trabajar a Machu Picchu o a Aguas Calientes. Unos metros más adentro habían improvisado un puente mono con 3 troncos para ir pisando y 2 personas que iban dirigiendo el tránsito. Para la vuelta ya habían construido otro puente más estable.
Tardamos 3 horas aprox en hacer los 12 kilómetros hasta Aguas Calientes, o machu Picchu ciudad. Apenas pisamos asfalto nos ofrecieron un hotel en promoción por temporada baja, así que tuvimos una hermosa habitación con vista al centro por el precio de un hostel. El cansancio nos pidió descansar para lo que nos esperaba el día siguiente por lo que salimos a cenar y volvimos a dormir.
A la madrugada siguiente nos levantamos para subir al Machupicchu. Si bien se puede subir caminando, nosotros decidimos tomar un bus a las 5.30am y entrar al sitio arqueológico lo más temprano posible. La entrada la habíamos comprado en la oficina autorizada en Cusco ya que en el lugar no se vende. Estaba lloviznando y muy nublado, pero la montaña se dejó ver y nos sorprendió a todos. Visitamos el puente del inca y tuvimos un encuentro mágico con dos nuevos amigos españoles que parecía que nos conocían de toda la vida; Jordi y Elena. Ella era chamán y luego de su imposición de manos me curó el malestar que tenía y terminamos llorando en el medio del lugar.
Después recorrimos La Ciudadela con sus plazas, casas, llamas y rocas de ceremonia. La idea era pasar todo el día en Machu Picchu pero una descompostura nos hizo volver al mediodía. Bajamos en el bus, al igual que la subida y no pude continuar. Guille salió a buscar comida y yo aproveché para dormir hasta la mañana siguiente que nos esperaban los 12 kilómetros a pie de la vuelta.
La vuelta a Cusco fue más fácil, el camino es todo en bajada y al final hay hamacas paraguayas para descansar. A la hora pactada nos esperaba la combi en la hidroeléctrica y a las 9 de la noche llegamos a la plaza de armas de Cusco, perfecto para cenar y dormir 2 dias enteros.
Nos tomamos un día de descanso mientras averiguábamos para conocer otras ruinas, pero al no haber entradas individuales a cada una de ellas nos vimos desalentados a hacerlas. Resulta que venden unos tickets que reúnen un par de atracciones cerca de Cusco, pero que no son accesibles de manera individual, por lo que los hace muy costoso aprovecharlos. Por ejemplo, para visitar Ollantaytambo hay que comprar el paquete que incluye este, Pisac y otro más que no recuerdo, que dura 2 días pero no hay transporte público que te lleve de una a otra. Por lo que se debería además contratar un tour por los mismos.
Terminamos yendo a pie al templo de la luna. Si bien suena fácil, tiene su complejidad ya que las calles son en subida muy empinada, por lo que también se complica la bajada. Vale la pena por la vista desde arriba de toda la Ciudad y las construcciones incas que todavía sobreviven. A la vuelta bajamos por la calle construida por los incas que supuestamente llega hasta Tucumán, Argentina.
Después de Cusco nos íbamos para Lima y decidimos tomar un bus de 18 horas en vez de volar, aunque si esperábamos un mes empezaba a volar Sky por 8 USD el trayecto en menos de 1 hora (En ese momento el avión costaba 50 y el bus 25).